RAFAEL TRAPIELLO Y MATAR A WALTER BENJAMIN. "Tanti Auguri", Arniches 26 en UVNTY
Por SAIGON ART MAG 29 de marzo de 2025
Ya desde antiguo los etruscos utilizaban el vuelo de las golondrinas para conjurar sus augurios, de ahí vienen expresiones que utilizamos hoy en día como "pájaro de mal agüero." Según la RAE significa "persona que acostumbra a anunciar que algo malo sucederá en el futuro" y que para el stand de la galería Arniches 26 en UVNTY toma Rafael Trapiello con la exposición “Tanti Auguri”.
Un stand comisariado según la tendencia habitual de la galería en las ferias y con el que se trata de dar a la fotografía las cualidades auráticas de las cuales carece el medio según Walter Benjamin en La Obra de Arte en la Época de su reproductibilidad técnica (1935), al entenderse cada fotografía del stand como una obra individual, en una serie de quinientas imágenes de quinientas golondrinas diferentes estampadas sobre trozos de mármol rescatado de derribo para hablar sobre la identidad mediterránea, que ampara a todos los pueblos desde Algeciras a Estambul y que actúa como un paraguas cultural común.
Con el uso de esta técnica Trapiello recupera el aura de la fotografía en el sentido de la manifestación irrepetible de una lejanía sobre la que según Benjamin pierde la fotografía como formato a causa de la reproductibilidad propia del medio, que progresa en paralelo al progreso de las condiciones de producción de obra desde la modernidad industrial hasta hoy.
Este stand de alguna manera lo que hace es dar un paso atrás en el avance de la fotografía como medio, vuelve a la fotografía no reproductible de los inicios. Retrocede en el sentido de no poner en el mercado reproducciones masivas de la misma obra; ataca a los principios fundamentales de la técnica. Da a la obra individual el aura que pierde la obra reproducida, y en sentido último refuerza el sentido de “autoría”, atendiendo a los conceptos de “aquí” y “ahora”, “Tanti Auguri” recupera el sentido ritual y mágico del que surge la invención del arte, que desaparece en el siglo XVIII, y se sepulta en el XIX en la época de la reproductibilidad técnica, fenómeno que persiste hasta la actualidad.
Al margen de esto Trapiello utiliza el formato para hablar sobre la identidad mediterránea a través del uso del mármol como soporte, piedra dura por excelencia tanto del Mediterráneo, como de las bellas artes. Y que a través de la investigación sobre el concepto de “lo artesanal”, con la obra fotográfica como unidad única, refleja su interés sobre temas como “la ilusión”, o el tiempo circular, concepto muchas veces asociado también a las golondrinas. Encontrando la expresión en el pequeño formato y otorgando a los mármoles capacidad contemplativa, y reflexiva.
Una exposición que sorprende por la madurez conceptual del artista, teniendo en cuenta que Rafael Trapiello no es un artista de galería desde hace tanto tiempo, realmente de formación es ingeniero de caminos, aunque sí hace muchos años que se dedica al oficio de la imagen fotográfica, por lo que conoce sobradamente las maneras y las capacidades del medio.
Imágenes cedidas por el artista
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